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domingo, 9 de febrero de 2014

Graveyard (2011)

Caminando por las oscuras brechas que deja el pasto, bajo las siniestras sombras que dibujan las lápidas a la luz de la luna. No hay un alma que se escuche en el lugar, mas miles de ellas deambulan a mi alrededor: las puedo sentir. Pero las ignoro, pues no tengo tiempo que perder. Cuanto antes pueda disfrutar de tu presencia, más pronto estaré feliz. Consigo pistas, rastros a medida que camino; la estela borrosa que dejan los fantasmas de tu pasado. Me inclino por primera vez al notar la muñeca en el suelo. Allí estás tú, con tu inocencia insensata; frágil en mis poderosos dedos que, en vez de destrozarte, te acarician dulcemente, regalándole color a tus mejillas, brillo a tus ojos, sinceridad a tu sonrisa. ¿Miedo?... ¡sí!, definitivamente percibo miedo. Tú no contabas con que fuera capaz de encontrar esa muñeca; yo no contaba con que mi embeleso por ella fuera tan fuerte. La beso en la frente sin parar de recordarte, y prosigo la búsqueda. 
No pasa mucho tiempo, cuando me veo obligado a bordear la zona para no caer en un precipicio muy bien escondido. Me siento a orillas del precipicio, contemplando tu profundo y mortal orgullo. Sonrío al ver que una innumerable cantidad de personas ha caído, pero yo he logrado evadir la trampa. Sonrío porque sé que, donde te encuentres, hay una marca en tu piel que se borrará con mi presencia, y ya lo sabes. 
Entonces noto mi error: me pongo de pie sobresaltado, desenvaino mis espadas y arremeto contra esa diabólica sonrisa. Destrozo a la muñeca con el triunfo dibujado en mi rostro, y la veo desvanecerse en un montón de cenizas que se dispersan con el viento. Comienzo mi descenso cauteloso, apoyándome en las traicioneras rocas, con la confianza puesta en que no me traicionarán a mí.
"En el sitio menos esperado, como, irónicamente, era de esperarse" -le digo al suelo, una vez que llego al fondo del precipicio, sabiendo que me escuchas.
En el suelo, ligeramente enterrada, la verdadera muñeca. Me inclino por segunda vez para comenzar a cavar con mis manos aquella tumba sin lápida, con toda la ansiedad y esfuerzo posibles. Finalmente, logro desenterrarte.
"Dile a tus demonios que no podrán engañarme, y a tu orgullo que, por más profundo que sea, siempre llegaré a conseguir a tu verdadero ser" -te dije, justo antes de darte un ligero beso para despertarte-.
Te puse en mis brazos, y desaparecimos.

...Even in a graveyard, you can find beautiful flowers...

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