Cuando
no veía nada,
oscuridad
completa,
ilumina
un rayo de luna
dibujando
tu silueta.
La
luz se posa en tus ojos
para
enfatizar el agravio,
y
por si eso fuera poco
ahora
también en tus labios.
Acuéstate
en mi pecho,
superemos
las distancias,
que
el momento ya ha llegado,
que
te he esperado con ansias.
Eres
la dulce mujer
por
la cual alzo mi espada,
dedicando
mi victoria
una
vez ha sido lograda.
En
cuyos brazos cierro los ojos
después
de cada batalla,
tu
sonrisa, mi gran meta,
tus
caricias, mi medalla.
Pues
sí, estás en mi pecho
cuando
mis ojos se enfocan,
y
brincos da mi corazón
cuando
tus manos lo tocan.
Alza
la vista si no me crees,
siente
nuestros labios juntarse,
y
con ellos nuestras almas:
¡somos
una obra de arte!
Una
de las cosas más bellas
es
verte en mis brazos dormidita,
así
que cierra los ojos
que
yo te amaré otro rato, Chiquita.
...
Soltó sus espadas, siendo elevado por su oponente, y en tal acto había tanto
sentimiento, que de su espalda surgieron alas. Emprendió el vuelo, y nunca más
se le vio caer...
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