que la ironía recluta
Y profesa,
sin pies, sin cabeza.
La sombra
hace su dulce canto,
y en medio del infarto
quise sentir que escapaba
La fragilidad
de aquella aldaba,
con que toco tu puerta en la noche,
pues largo es el derroche
entre el azul
y el verde coloridos,
llenos de nidos
donde florece
el metal que nos impacta.
Viene el cristal
descendiendo junto a la luz
de aquella antorcha pálida e inmensa
Y sólo pienso
que no es el momento
de frenar su recorrido
con aquel trozo de piel (roído)
con las heridas de guerra
que quizá en un fuero intento
de tomar como medalla,
he lanzado en esa playa
que tiene un río,
y también un océano,
donde todas las noches,
todas las noches me ahogo.
Por esta vía, comparto casi la totalidad de lo que he escrito. Todo lo que no se encuentre entre comillas y debidamente citado, pertenece a la mano (o a la musa) de José Tedesco.
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sábado, 8 de febrero de 2014
EXENTIS (2013)
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