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jueves, 20 de marzo de 2014

Vladiamp Brisce (2013)

Yo...

Soy la representación de la persona que toma tus posesiones más valiosas, el cadáver del cigarro asesinado por mis labios.

Soy el tesoro que consigues en tu camino, la espada que consigues en tu meta.

Soy los misteriosos ojos que iluminan tus rincones más oscuros.

Soy el fuego de la vela que se ahoga, sin oxígeno, dejando tus miedos en completa oscuridad.

Soy las manos que hacen su propio camino por tu cuerpo,
y la boca que lo sigue, y los dientes que se hunden en tus heridas para hacerlas más pronunciadas.

Soy la máscara sonriente ante toda adversidad, y la sonrisa pura detrás de ella cuando te ve sonreír.

Soy la cruz que representa el sufrimiento del hijo de Dios, soy la cruz que se voltea representando al traidor.

Soy la daga que atraviesa a tu peor enemigo, la misma daga que te atraviesa cuando le das la espalda.

Soy el Sol en plena noche, regalando a las estrellas mi calor.
Soy la Luna en pleno día, coloreando tu silueta del plateado del misterio.

Soy el político que ciega, que arrebata tus instintos para que comas de su mano con los ojos vendados.

Soy la sucesión de vendas en el piso, la rebelión de las masas de los vivos que cortan la mano del impostor.

Soy los ojos que te ven y te desnudan.

Soy los ojos que te huyen temerosos.

Soy el que, sin saber nadar, se empeña en ir contra la corriente, el que cae muchas veces, incluso porque se deja caer, pero siempre se levanta.

Soy el blanco de mi Luz, y el negro de mis Demonios.

Soy el que llora pocas veces, porque todo se lo guarda bajo llave en una celda.

Soy el que cena corazones, el más débil, el más fuerte.

Soy el rostro desfigurado de aquel muerto en pedazos, el rostro angelical de aquel niño que sonríe.

Soy el diluvio que destruye todo lo que has construido, y los rayos de Sol que edifican el arcoíris sobre los escombros.

Soy un misterio hecho persona, que ni yo mismo descifro, la pieza del rompecabezas que no encaja casi nunca.

Soy el dado que marca siete, y la carta en forma de esfera, el diamante a simple vista para un ciego.

Soy la hormiga que le da muerte al león, el cisne que derrota a la ballena.

Soy el edificio donde crees que está Dios, y el atardecer donde te habla y no lo escuchas.

Soy los árboles que vienen a morir por un bombillo, y las manos desgastadas de la mujer que, llorando, siembra otros.

Soy el camino fácil que no te lleva a ningún lado, y el Infierno que te lleva al Paraíso.


Soy tanto que no soy nada, y tan nada soy, que lo soy todo.

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