«Y si nos mordemos el dolor es dulce» Rayuela - Julio Cortázar.
Cantas en la ducha, me despierto y sé, a ciencia
cierta, que estoy soñando. Me dejo caer en el limbo, como si no cortaras mi
respiración; como si no importara nada más que detenerme, allí donde comienza
tu cintura, y aspirar hasta encarcelar tu olor en mi sangre. Y me gusta.
Me gusta porque escucho tus latidos acelerarse a lo
lejos.
Me gusta porque puedes correr, pero no lo haces.
Me gusta por la porcelana viva que adorna, fragmento
a fragmento, la habitación.
Me gusta porque la noche apremia y una sábana se
enreda, cabizbaja, en mi garganta.
Recupero la respiración desorientado, y con una
sonrisa titubeante construyéndose en mi boca.
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