«Nos mirábamos y yo creo que ya
empezábamos a desearnos» Rayuela - Julio Cortázar.
Comienza
por un desenfrenado atrevimiento provocado por unas cuantas llamas y la cálida
sensación de que una lámina de vidrio resguardará tercamente a las dos personas
que están dentro de este gran cuadrado que hemos inventado. Termina cuando un
descuido rompa el vidrio y uno de los dos deba contemplar, sonriente, como el
otro es consumido por el naranja.
De
una palabra tuya salen mil palabras tuyas: las mil de mi boca, pero te
pertenecen. Y me siento a hablar porque esa es mi defensa, porque desde hace
tiempo que para la pelea (apasionada) contigo estoy desarmado.
Húndeme
en el agua y dispara.
Húndeme en el agua… y dispara.
Húndeme… en el agua y dispara.
Húndeme en el agua y… dispara.
Húndeme en el agua y dis…para.
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