“No me mires, no me escuches, ni siquiera me prestes
atención. Sólo abre tu alma; y siénteme” Carolina Londres.
Quema, uno a uno, todos mis poemas, y allí estaré de todas formas. De las cenizas, como el ave mitológica, verás mi renacimiento abrazándote. Hoy, mientras me lees, no quiero que me leas.
Quiero que me tildes de invasor momentáneamente, quiero que me
dejes fluir, etéreo y desde todos tus confines.
Quiero que me dejes adentrarme en los rincones más oscuros y habitar ahí para que sólo tú puedas conseguirme.
Quiero que me sientas cuando se te erice la piel, y sepas, con total seguridad, que yo te siento, que yo te vivo, que yo te respiro… que te quiero.
Quiero que me dejes adentrarme en los rincones más oscuros y habitar ahí para que sólo tú puedas conseguirme.
Quiero que me sientas cuando se te erice la piel, y sepas, con total seguridad, que yo te siento, que yo te vivo, que yo te respiro… que te quiero.
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