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lunes, 7 de abril de 2014

Gélidos barrotes (13 de Marzo. 2014)

“…yo, con los ojos abiertos, trato de escapar de la pesadilla…”Alejandro Jodorowsky.

         Afuera, día y noche, todo es un caos. Las paredes y ventanas de mi habitación amenazan con asumir un color plateado, con endurecerse y transformarse en gélidos barrotes, con no dejarme escapar. Ya no quiero encender el televisor, porque sé que entre colores vivos, deambularán personas muertas, fuego y destrucción. El mundo es amplio sólo para los de arriba; para nosotros, pobres de poder social, el mundo es un compartimiento húmedo y oscuro con olor a cuero desgastado.
        En la esquina, un señor muy formalmente vestido negocia, con una sonrisa más falsa que su felicidad, el precio de la mercancía. Para él, un par de monedas de oro es suficiente por cada persona. El vendedor quiere tres y se muestra reacio a regatear, pues ha trabajado gran parte de su vida con políticos y es inmune a sus elaboradas artimañas. El político termina accediendo: desordenadamente, saca su cartera y comienza a llenar bolsas con cientos de miles de monedas de oro, mientras el vendedor, en un diminuto bolsillo de su cartera, va metiendo cientos de miles de personas desorientadas que de inmediato ven al político como a su nuevo Dios.

        Se hace de noche y los gélidos barrotes me aprisionan las costillas y me impiden respirar. Sé que en cualquier momento vendrán por mí, pues soy uno de esos errores del sistema; una de esas personas que, por alguna extraña razón, no cabe en una cartera. Tendrán que correr más rápido que yo.

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