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sábado, 16 de mayo de 2015

Porcelana etérea (2/5/2015)


Luces, vida nocturna. Estoy de pie en el medio de la autopista y los carros convenientemente me ignoran. Se me escapa una pequeña flama entre los dedos cansados; se me fosiliza la garganta... la piel (la tuya) se me escurre como un manto, lo pierdo todo y caigo lenta y profundamente. 

No queda sino ser las olas cuando la vida te deja en una pequeña embarcación en el medio del mar, sin remos. Y surges, luego de muchas noches de vampirismo, luego de muchas lunas ahogándose en el mar. Y yo no quiero soltarte aunque me absorbas completo por las manos, o por los ojos. 

Cierro los ojos para ver las imágenes surgir. Cierro los ojos para leerte. Cierro los ojos porque tus energías no cargan ropa y aprecio tu desnudez. 

Entras en la noche mientras duermo, te cuelas entre las sábanas y desapareces si te miro. Te pido que no te vayas y escucho el portazo a lo lejos, despertando mis instintos más salvajes. 

Ganas de ahorcarte, de agrietar la porcelana de tu pálido rostro y darle un gélido beso mortal, para quedarme de pie frente a la cama, como todas las noches, esta vez viéndote desvanecer en pedazos. Luego sí, recuperar la calidez y perderte en las cicatrices de mis brazos... besarte en la frente y hundir mi alma en tus cabellos hasta que te duermas. 

No hay razón para detenerse, no hay razón para no clavar los dientes en la burbuja, para no destruir todo sin piedad. 

Pero duerme mientras se parten las copas, mientras ignoras lo que pasa. Duerme, lejos, en tu pesadilla profunda, donde el oxígeno es viciado... donde no hay ni ventanas.

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