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lunes, 8 de septiembre de 2014

Hasta los huesos (4 de Septiembre. 2014)‏

Quizá no haya nadie que sepa esperar el momento preciso para poner a bailar a su dama en el tablero mientras me muerde el cuello tal como lo haces tú.

Podemos encontrarnos en la ironía que implica el hecho de que te haya conocido desparramada entre una pesadilla y otra; o podemos simplemente fingir que nunca nos hemos visto, darnos la mano en algún lugar sin importancia, decir nuestros nombres y terminar, semanas después, firmemente entrelazados entre las sábanas y los escombros.

Y es que a mí me gusta hacer el amor así, como el mar, mecerte delicadamente y luego hundirte, hacer que todos los cimientos se vengan abajo. Y ya que el amor tiene tanta fama de ser destructor, yo para amarte me destruiré también, en tantos pedazos que podré esparcirme sobre tu cuerpo desnudo y rehacerme entre los melodiosos gritos del clímax mutuo.

...Y ahí estás tú de nuevo, bailando con tu dama en el tablero, desviando la atención de mis caballos, asiendo a mi rey por el cuello, imponiendo tu presencia justo frente a mí, invadiendo mi espacio personal, haciéndolo tuyo, envenenándome de amor hasta los huesos.

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